Lloriqueo y gritos

Lloriqueo y gritos

Cuando tu bebé llora, es completamente natural querer alzarlo en tus brazos, y estás haciendo lo correcto. El llanto es una forma de comunicación, una señal de que algo no está bien y de que necesita seguridad.

¿Cómo debes actuar si tu bebé llora? 

  • Si han pasado más de 2 horas desde la última comida, intenta amamantarlo o darle el biberón. Pero si comió hace solo 1 hora, probablemente el hambre no sea la causa. En tal caso, levanta a tu bebé y haz que eructe. Este es un buen paso para evitar que el estómago de tu bebé esté demasiado lleno de la comida anterior, lo que podría provocar más llanto. 
  • Los gases pueden ser otro motivo de llanto. Esto puede ocurrir si tu bebé no ha eructado lo suficiente después de comer. Trata de levantar a tu bebé con delicadeza y haz que eructe de nuevo. Un masaje suave en el vientre con movimientos circulares en el sentido de las agujas del reloj puede ayudar a liberar las burbujas de aire en el intestino. Para este masaje, puedes usar aceite de hinojo o aceite para bebés. La "postura del avión" también puede ayudar a liberar gases. Recuerda, tu bebé necesita calma y seguridad cuando está inquieto. Mantén una rutina tranquila y consistente. 
  • Revisa si necesita un cambio de pañal o si se siente incómodo por alguna rozadura.
  • Tu bebé también puede llorar si siente frío. Puedes usar una botella de agua caliente envuelta en una manta suave para calentar la cuna antes de acostarlo, pero asegúrate de que no gotee y no esté demasiado caliente. Retira la botella antes de acostarlo.
  • A veces, los bebés lloran si tienen demasiado calor. Si tu bebé está sudando alrededor del cuello, verifica que no esté muy abrigado. Los tejidos naturales, como el algodón, son ideales, ya que se adaptan a la temperatura ambiente.

Si tu bebé sigue llorando, intenta cantarle una canción de cuna o contarle una historia. El sonido de tu voz y la cercanía pueden ser reconfortantes para él. Recuerda, cada bebé es único y puede requerir distintos enfoques. La paciencia es clave mientras aprendes qué es lo que funciona mejor para calmar a tu pequeño.